A primeros del pasado mes de diciembre, se presentó el libro “Montañas de Castilla y León”. Dicho libro, esta coordinado por Ignacio Saez y Eloy Santín, y consta de 22 capítulos, (aparte de la introducción, etc.) versando cada uno de ellos sobre una montaña de nuestra comunidad autónoma. Esta es la lista de montañas y autores.
Peñalara.- Miguel Angel Adrados.
Torrecerredo.- Jesus Calleja.
Peña Ten.- Adelino Campos (Adelo)
El Torreón de los Galayos.- Purificación Cilla.
Peña Orniz.- Alberto Garcia.
Urbión.- Ignacio Garcia.
Peña la Cruz (Mampodre).- Miguel Angel Garcia (Miche)
Miravalles.- Isabel Gonzalez.
Catoute.- Eloy Gundin.
Curavacas.- Tente Lagunilla.
La Bermeja.- Ana Isabel Martinez.
Torre del Friero.- Miguel Angel Perez.
Torre del Llambrión.- Cesar de Prado.
Peña Trevinca.- Martin Ramos.
Moncayo.- Eduardo Rodrigo.
Torre Santa.- Isidoro Rodriguez.
Almanzor.- Pedro Rodriguez.
San Millan.- Ignacio Saez.
El Torreón de Bejar.- Jesus Nicolas Sanchez.
Peña Ubiña.- Eloy Santón.
El Cornón de Peña Rubia.- Segundo Tellez (Gundo)
Espigüete.- Angel Villan.
La edición, muy cuidada, corre a cargo de Desnivel y está ilustrado con muchas y buenas fotografías, algunas de los autores y otras de otros fotógrafos como José Tomas Suarez, Sergio Prieto, Herminio Ramos, Vicente Garcia, Antonio Bercianos, Dario Rodriguez, Manuel Caballero, Vidal Rioja, Eduardo Rodrigo Aragón, Ignacio Ferrando, Angel Pablo Corral, Luis Aurelio Gonzalez y Rafael Alvarez.
A continuación os transcribo un párrafo a modo de introducción, y la última frase de mí capitulo sobre Curavacas, que espero os anime a disfrutar de este estupendo libro:
“Más de cuatrocientos kilómetros separan la solitaria cima del Moncayo, al este de nuestra Comunidad Autónoma, de las quebradas crestas de de la sierra de Ancares, en el extremo occidental de la misma. Casi cuatrocientos hay también desde la cumbre de Torrecerredo, en el magnifico entorno de los Picos de Europa, hasta la del Almanzor en pleno corazón de Gredos. De norte a sur, y de este a oeste, el extenso territorio de nuestra Comunidad Autónoma se encuentra rodeado por un cinturón montañoso de excepción”.
“Cuando escribo estas líneas, ya son bastantes más de cien las veces que he subido a la cumbre de esta montaña, en invierno o en verano. Con un sol radiante o en medio de ventiscas que no me dejaban ver donde ponía los pies. Muchas veces en solitario, otras, acompañado de todo tipo de personas; he subido con mi hijo de diez meses y con montañeros veteranos que cumplían su viejo sueño de subir Curavacas. He batido “mi record” ascendiendo en menos de hora y media, pero también he tardado doce horas en subir y bajar deleitándome en el paisaje junto a mi mujer. He dormido en su cumbre en invierno, admirando un cielo infinito. He dejado la piel en sus laderas intentando algún rescate imposible. He abierto nuevas ritas, primeras invernales… Pero cada vez que alcanzo su cumbre de nuevo, todo sigue igual. La misma ilusión que cuando ascendí por primera vez a los catorce años y me di cuenta de que en ese momento todo había cambiado para mí. Desde los nueve años, cuando ascendí Espigüete, había subido algunas montañas más, pero aquel día en Curavacas ya no era un adolescente que subía montañas, aquel día me convertí en montañero, y así sigo”.