El artículo que transcribo a continuación, se publicó en el apartado de Cartas, del número 10 de la revista Grandes Espacios de Abril de 2002. En él, su autor, el madrileño Jose Luis Sartorius ironiza con muchísimo humor sobre el futuro de “la montaña en conserva”.
Con la perspectiva que nos da el tiempo transcurrido (casi 10 años), se me pone la carne de gallina al ver la cantidad de premoniciones cumplidas.
Un estupendo texto para sonreír y meditar.
Desde hace más de medio siglo vengo adquiriendo vuestra revista, que guardo en formato electrónico DVD-Pro Interactivo, algo anticuado para los tiempos que corren, y me interesé por el reportaje sobre el Parque Temático Disney Mountain-Ordesa, declarado de interés turístico supranacional, situado en el Territorio Histórico Foral de la Villa de Torla, dentro de la comunidad autónoma del Pirineo Central, y decidí hacer una excursión. Para ello contacte con mi Agencia Obligatoria de Viajes de Naturaleza y me asignaron el ticket 315.513, lo cual me alegró mucho, pues además de ser capicúa me permitía esperar menos de un mes.
Llegado el día de partir con mi equipo reglamentario de montaña, que coteje previamente con el chek list que me facilitaron en el curso de la federación de Deportes y Subdeportes de Montaña, Escalada, Puenting, Esquí sin nieve, Hierva-Surf y otras actividades, me monte en el AVE, con destino a la estación de Torla. Después de fichar con la tarjeta electrónica obtuve el permiso para circular libremente en horario diurno por las zonas autorizadas de la ciudad y del parque. Me encaminé con mi familia al hotel Torla-Sheraton donde me dieron una magnífica Suite-Norte en la planta 41 desde donde se podía observar perfectamente con el teleobjetivo Xplus h.31 vDos de Apple, instalado en la habitación, la cara Sur del Tozal de Mallo, declarada hace unos años Patrimonio de la Humanidad por tener unas enzimas únicas en el mundo, que son estudiadas en exclusiva por la Fundación “Te enfilo por imposible – 14 Ochomiles”.
Al día siguiente el Guía Oficial Voluntario (GOV) nos condujo, en compañía de otras 300 personas al suburbano Torla-Goriz, que hacía el recorrido con parada en varias cascadas de agua, cubiertas con metacrilato para no mojarte. Pudimos hacer varias fotos porque adquirimos un vale para 20 tomas en concepto de derechos de autor e indemnización por molestias a la avifauna. Toda una ilusión después de haber participado en el curso especializado de fotografía impartido en la planta 6 del centro comercial Bas-a-Ber de Benasque.
Llegamos al complejo residencial Goriz-Monte Perdido y lo primero que hicimos fue ir a visitar el Refugio-Museo. Cogimos un trineo eléctrico de ruedas para movernos por la zona. Aparcamos en la puerta. Dentro quedamos fascinados por artilugios tan extraños como los crampones para el hielo de los glaciares, que a pesar de ser declarados Monumento Nacional se deshicieron hace tiempo (aunque en el Centro de Interpretación de la ciudad autónoma de Fanlo, accesible desde el teleférico Goriz-Fanlo, guardan un poquito en la nevera). También había esquís, piolets, clavos de escalar (actividad prohibida hace 20 años pues deterioraba la capa pulverulenta de la roca y producía estrés en los vencejos dificultando su cópula en vuelo). Incluso había unos estudios muy antiguos sobre medio-ambiente de la zona donde se calculaba el impacto de la pisada de una persona. Fueron los primeros estudios que sirvieron de base para la construcción de los Caminos Recomendados (CR) actuales.
Mundo futuro
Así que cogimos el CR del hotel de la Brecha de Rolando, por donde pasa el GR 3.576/D, señalizado con siete cruces verdes, dos rayas rojas, tres círculos concéntricos, uno naranja y dos rosas, no sin antes dudar entre coger el teleférico que sube al Cilindro o el tren cremallera que lleva a la Estación Alpina de Aventura Lago Helado de Marboré, adonde también se puede llegar con los helicópteros de Despacio A Reaccionjoint Venture creado por el Patronato del Parque y la Promotora del Polígono Vacacional Bielsa-Quad. Pero como teníamos que quemar 678 calorías lo adultos y 247 los chavales, decidimos andar.
En los carteles de las prohibiciones nos llamó la atención la del sudor. Parece ser que a más de 2500 metros de altitud tiene un olor especial que perjudica al cuervo piquirrojo, por lo que o caminas despacio o adquieres un desodorante en el Goriz-Bowling Center. Así que fuimos despacio hacia la Brecha. Pero a uno de mis hijos se le cayó el tapón de la cantimplora fuera del CR y al recogerlo se activó la alarma, por lo que aparecieron los Rangers. No hubiera pasado nada si no fuese porque pisó una especie herbácea protegida, la marijuana dondewais, endémica, que se resintió en su flexibilidad futura. Los expertos han estimado que en un par de años estará como nueva, pero hay que correr con los gastos de rehabilitación psicosomática; así que me pasaron un cargo de 500 € y me retiraron el permiso para continuar. Menos mal que tenía el carnet de la federación Galaico Portuguesa y las islas Cies de Montaña, que tiene un seguro para accidentes de este tipo, muy barato porque la compañía de seguros concertada está domiciliada fiscalmente en las islas Vanautú del Pacífico sur-oriental. Lo malo es que el parte de accidentes tardó una semana en llegarles y además tuve que enviárselo con traducción jurada al sohaili.
Total, que tuvimos que volver con pena, sobre todo por los chicos que no conocían la zona, porque yo ya estuve hace muchos años, cuando se podía escalar en el Tozal y disfrutar de su maravillosa roca, o dormir al raso en Pineta, subir los Astazu, escalar el Cilindro, el Tucarroya…
Bueno, me despido porque tengo que hacer unas reservas en el portal de internet monteentradas.com y pedir la vez para subir a Peñalara; creo que está completo el cupo de las dos próximas semanas porque hay unos cursos oficiales de la federación de por aquí y el Raid Extrem Mucha Cola Light que puntúa para el Torneo Aventurate por el Valle de Lozoya que celebra el 30 aniversario.
